miércoles, 14 de noviembre de 2012

O TRIUNFO DOS MEDIOCRES

Forges, humorista, caricaturista, que fala en serio


Pontevedra, 14.11.2012
Entrada n. 1574 do blog

O país está en fase de descomposición. A casta política parasitaria vese incapaz de gobernar, de lexislar, de doutar á Xusticia de aire fresco e independencia. Prefiren metela no leito de corrupción, na gran chafuldra na que os políticos se relamen i engordan ó tempo que, víctimas dos clústers todopoderosos evitan o cumprimento das leis ou convirten en inútiles as sentencias do TS. Pero tanta "mediocritas" e impotencia, a perda contínua de valores, están ben analizados no traballo de Forges que vai a continuación e que me chega hoxe, 14.11.2012, por correo electrónico,  cando os sindicalistas liberados se dispoñen a armala ó tempo que a asustaren ós autónomos que se esforzan por subsistiren:

O TRIUNFO DOS MEDIOCRES,
por Antonio Fraguas de Pablos (Forges)

El triunfo de los mediocres Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero. Es, de todo punto, necesario hacer un profundo y sincero ejercicio de autocrítica, tomando, sin que sirva de precedente, la seriedad por bandera.

Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar los unos contra los otros. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, alguien cuya carrera política o profesional desconocemos por completo, si es que la hay. Tan solo porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado  natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.


Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir, incluso, a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

Mediocre es un país que tiene dos universidades entre las 10 más antiguas de Europa, pero, sin embargo, no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.

Mediocre es un país en cuyas instituciones públicas se encuentran dirigentes políticos que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Política el más relevante modo de vida.

Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

Es Mediocre un país, a qué negarlo, que, para lucir sin complejos su enseña nacional, necesita la motivación de algún éxito deportivo.    


                                           ANTONIO FRAGUAS DE PABLOS (FORGES)

6 comentarios:

Tío Chinto de Couzadoiro dijo...

Has tenido un gran acierto, amigo Xesús, metiendo estas palabras de Forges, tan acertadas, que tendrían, por fuerza, que hacer recapacitar a nuestra mediocre clase política.
Un cordial abrazo.

o blog de xesús lópez dijo...

Hola, Chinto:
Creo, no obstante, que la clase política y los sindicalistas son una misma fuerza, que existe un clara reacción osmótica entre el bestialismo huelguístico y el de los partidos, aunque alguno lo disimule.
Unos van como delincuentes por la vida; otros, que aparentan no ser violentos, evitan el cumplimiento de las leyes o partipan en la corrupción judicial.
Un abrazo.

José Luis Valladares Fernández dijo...

Forges, amigo Xesús López, lo ha bordado. Llevamos ya tiempo entregando la gestión de la cosa pública a advenedizos que nos han hundido en el abismo.
A esa clase de políticos de vía estrecha les hemos dado cuerda y ahora nos han cogido las sobaqueras y así nos va. Ellos se han subido al machito y como serían incapaces de vivir de su trabajo, porque son unos inútiles, defienden su puesto hasta con los dientes. Les mola eso de vivir del cuento.

Un abrazo

o blog de xesús lópez dijo...

Hola,José Luís:

Y están todos, a derecha e izquierda, de acuerdo en seguir viviendo del aire, de nuestro aire.
En Facebook me he encontrado con un escrito de Antonio Tejero Molina, el comandante, que no tiene desperdicio.
Un abrazo

monolingüismo no dijo...

De lo mejor que he leido en mucho tiempo. Comparto todo lo que dice el señor Forges. Que pais!! .
Lo difícil o casi imposible va a ser retomar la senda de la diagonal.

o blog de xesús lópez dijo...

La solución parece imposible porque no todo es crisis; es que el ejército de Satán está empeñado en acabar con el país. El 14N es evidente que no fue una huelga, sino un paso más en la estrategia de demolerlo todo. Demasiada asignatura para los mediocres que nos gobiernan, casi tan mediocres como el equipo de ZP.
Un saludo