miércoles, 11 de marzo de 2009

GARZÓN, VARIAS VISTAS

Caín, en La Razón. O persoaxe dí que é a última vez que vota por un partido. En adiante faráo por un resultado. ¿Seguro?. Porque o protagonismo, neste país, está condicionado pola casta parasitaria, expresión ésta de Enrique de Diego á que xa non me podo sustraer.
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A sociedade ten que reaccionar e as xentes instaladas no poder deberían senti-la presión cidadáa dunhas clases medias que están a viviren unha situación límite, coas que os políticos poden mesmo soñaren como se os integrantes delas fosen ovellas a se precipitaren dend´o acantilado sobre as sirtes ou farallós do paro, sobre o mar de miseria deseñado polos nosos gobernantes.
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O xuez estrela Garzón está, cando menos, baixo sospeita, cuestionado polo propio colectivo de "Jueces para la Democracia". E unha das perguntas xa feita por algún cronista e reiterada neste blog é a de "¿Cántos traxes se poden mercare don 203000 dólares?". Que bote contas o propio Garzón ou que se aplique a sí mesmo a vara de medir que quería aplicarlle a Camps. Ou que, nun xesto de humildade lle pida ó presidente valencián que lle faga el as contas.
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Pontevedra, 11.03.2009
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Entrada n. 882 do blog
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GARZÓN, VARIAS VISTAS
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Introduzo dous traballos, dúas perspectivas do maxistrado na nosa paisaxe, artículos de colaboradores de La Razón: Cristina López Schlichting e Carlos Alsina. Cristina suxire que Garzón se volva ós Estados Unidos; Carlos Alsina defíneo como "togado, cazador, inspector, docente e maquiavelo", e aporta diversas ideas pra solaz dos lectores.
Cristina López Schlichting, en La Razón, 11.03.2009
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La soledad de Garzón,
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No me gustaría estar en el pellejo de Garzón. La ambición deja de ser buena cuando se transforma en avidez. Los magistrados están que trinan, conservadores, progresistas y mediopensionistas. Para los de derechas, Baltasar ha hecho la campaña electoral del PSOE con las filtraciones del «caso Gürtel»; para los de izquierdas, sus cacerías con Bermejo han provocado la derrota electoral. Para todos, sobre todo para los independientes, Garzón es el juez que estuvo en política y volvió a los tribunales con ánimo de convertir cada uno de sus casos en portada de periódico. A la justicia la pintan ciega, con una venda en los ojos y una balanza en la mano, Baltasar Garzón es exactamente lo contrario: una estrella del colorín con adscripción política y recorrido en las urnas. Es famoso y de izquierdas, o sea, un ejemplar de la «beautiful people». Ahora nos llegan noticias de que, además, miente. Ocultó al Consejo General del Poder Judicial que iba a cobrar un sueldo durante su estancia en Estados Unidos, entre 2005 y 2006, y consiguió así que le pagasen íntegro el salario en España. Esto siempre sienta mal, pero en época de crisis, ni les cuento. Se embolsó 158.593 euros, el equivalente a 26,3 millones de pesetas. Es decir, se fue de vacaciones pagadas y además cobró los emolumentos que le hubiesen correspondido por trabajar. La historia es feísima, incluye embuste y avaricia, y lo descalifica por completo para reclamar a Camps -con lujo de Prensa- doce mil euros en regalos que ni siquiera está claro que el de Valencia recibiese. Prefiero mil veces un político al que le hayan enviado dos trajes de Milano que un juez que abandone su puesto para forrarse, entre otras cosas porque a los magistrados no se les somete a las urnas. Baltasar Garzón ha irritado a tirios y troyanos y en el Consejo General del Poder Judicial lo tienen crudo porque, en caso de protegerlo, sería la Justicia la que sufriría grave descrédito. En su ambición desmedida, el juez astro no tiene valedores: ni en la derecha, ni en la izquierda, ni en el centro. Que vuelva a Estados Unidos.
Carlos Alsina, en La Razón, 11.03.2009.
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HASTA LOS GARZONES,
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Sólo falta que pose desnudo en un calendario a beneficio de los damnificados de sus propios sumarios. Garzón, hasta en la sopa. Togado, cazador, inspector, docente, maquiavelo. Intuyo que el personal anda hastiado de tanto Garzón y tanto compostaje de estiércol no reciclable. Es hora de que alguien nos aclare si este hombre merece el empleo que tiene o lleva veintiún años forzando la ley y haciendo de su capa un sayo. Lo nombraron titular del juzgado número cinco de la Audiencia en enero de 1988. Basta escarbar en la hemeroteca para encontrar una ristra de querellas por prevaricación y revelación de secretos. Lo que no aparece es una sola condena. En octubre del 91, Paesa le recusó por enemistad manifiesta. En el 95 se querellaron Barrionuevo y Vera. Ernesto Koplowitz en el 98. Joaquín Navarro y Jesús Santaella en el 2000. El Gobierno vasco y la editora del Gara en el 2002. Adolfo Scilingo en el 2004. Las querellas fueron inadmitidas o archivadas. ¿Falla el sistema o fallan los políticos y fallamos, al condenar, los medios? ¿El problema es él, o quienes lo ensalzan o excomulgan según el caso y según el beneficiario? Vuelvo a la hemeroteca. Enero 1995, Aznar: «Es una barbaridad el ataque del PSOE a Garzón, que lo único que hace es aplicar la ley» (caso GAL). Enero 1996, Leguina: «Espero que Garzón sea procesado por prevaricación». Junio 1996, Rubalcaba: «Garzón no es neutral respecto a quienes juzga». Noviembre 99, Jesús Caldera: «Cuando el PP está en dificultades electorales, aparece la Santa Alianza de la Crispación con Garzón y los altavoces mediáticos». Noviembre 1999, Belloch. «No es prudente que siga de juez instructor un magistrado con su biografía». Julio 2002, Mayor Oreja. «Los ciudadanos deben respetar, reconocer, apreciar y felicitar la actuación de Garzón» (caso Batasuna). Pregunto: ¿Desde hace veintiún años instruye sumarios un juez fotosintético y obsesivo, que machaca a los detenidos, que imputa por imputar, que investiga mal, que arruina sumarios decisivos, que prevarica, que delinque? ¿Realmente es así? Yo lo ignoro. Pero si es así, ¿por qué el sistema lleva veintiún años consintiéndolo?

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