A economía española vai cara ó desastre final. Como consecuencia do pelotazo felipista, do ladrillazo aznarista e do bombazo de recalificaciós pra aínda máis ladrillazo zapaterista, a bonanza económica, que non se podía retroalimentar a sí mesma ó non estare basada en criterios de sustentabilidade, fixo crack i estamos en caída libre.
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A inflación pode estar máis ou menos contida, ou disimulada, mentres sigamos dentro do euro. Pero martinmorales, no ABC, ve un contínuum entre inflación e infección, a necesaria fabricación de mascarillas, humor negro relacionado non tanto co gripe porcino, como co derivado da corrupción política e, por ende, a pandemia dos parados que hai no país. Se sobre a posible pandemia de "trancazo dos marraus" avisa a OMS, sobre o gripe do paro español falan os diversos medios e comentaristas.
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Pontevedra, 30.04.2009
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Entrada n. 925 do blog.
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O GRIPE DOS PARADOS,
por Xesús López Fernández
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Mañán é un de Maio, Día do Traballo. E mañán vanse manifesta-los sindicatos subvencionados aínda que sóo sexa pra demostraren que existen. Estiveron calados, sí, levan calados cinco anos, subvencionádo-los seus enlaces como putas do Réxime sen faceren nengunha manifestación de tipo reivindicativo, pra maior honra e gloria de ZP. E agora apréstanse, sí, pra se manifestaren contra as empresas, talvez contra as que van quedando a título testimonial; ou contra os autónomos que malviven a situación de involución do país, sen ideas de por donde debe arracanca-la economía, de ónde poden esta-los sectores emerxentes; de que posiblemente non haxa outro recurso que potencia-los sectores primarios, os que conectan coa Natureza, que sí pode ter aínda ideas se o home non-a sigue a degradar aínda máis: O mar e a montaña en Galicia, o campo, os ríos e rías, o litoral todo, a gandería ata a súa solerme agonía a beneficio dos clústers europeos.
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Sigue un traballo aparecido no ABC, do blog de autor de Félix Madero, así titulado,
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LA GRIPE DE LOS PARADOS,
de Félix Madero, 27.04.2009
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Con qué facilidad enloquecemos todos, sobre todo nosotros los medios. Este, un país que se alarma porque hay un caso de gripe porcina en Albacete, y lo hace de tal manera que los boletines, los informativos de la televisión, los periódicos de hoy y de mañana dedican sus espacios y esfuerzos a este asunto, que huele a pocilga.
Con qué facilidad enloquecemos todos, sobre todo nosotros los medios. Este, un país que se alarma porque hay un caso de gripe porcina en Albacete, y lo hace de tal manera que los boletines, los informativos de la televisión, los periódicos de hoy y de mañana dedican sus espacios y esfuerzos a este asunto, que huele a pocilga.
-No, no soy un inconsciente, la gripe puede ser importante, pero los políticos, los sanitarios y los expertos coinciden: no hay de qué temer. La prueba es que podemos comer cerdo sin ningún temor.
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Bien…lo que molesta es la falta de eso, de consciencia, de centrar todas nuestras inquietudes informativas en asunto como este. Porque este no es ni puede ser el argumento que preocupa a los españoles. Por una extraña razón que nunca consigo explicar, ignoro los mecanismos que hacen que el foco de la atención informativa se deslice con tanta suavidad, con tan poco ruido. No sé si obedece a nuestra fragilidad profesional o si responde a la demanda de eso tan voluble y etéreo que llamamos opinión pública. A ver si un día viene alguien por aquí y nos la presenta: qué tal, señora opinión pública, buenas noches, qué se le ofrece.
-Hay que hablar de la gripe porcina. Bien, hablemos. Pero no olvidemos que esto lo contamos al mismo tiempo que hay registrados cuatro millones de parados. A mí, con todos los respetos, lo de los millones de parados sí que me parece una peste, una gripe porcina, una gripe repugnante y crónica. Eso si que es una pandemia.
Bien…lo que molesta es la falta de eso, de consciencia, de centrar todas nuestras inquietudes informativas en asunto como este. Porque este no es ni puede ser el argumento que preocupa a los españoles. Por una extraña razón que nunca consigo explicar, ignoro los mecanismos que hacen que el foco de la atención informativa se deslice con tanta suavidad, con tan poco ruido. No sé si obedece a nuestra fragilidad profesional o si responde a la demanda de eso tan voluble y etéreo que llamamos opinión pública. A ver si un día viene alguien por aquí y nos la presenta: qué tal, señora opinión pública, buenas noches, qué se le ofrece.
-Hay que hablar de la gripe porcina. Bien, hablemos. Pero no olvidemos que esto lo contamos al mismo tiempo que hay registrados cuatro millones de parados. A mí, con todos los respetos, lo de los millones de parados sí que me parece una peste, una gripe porcina, una gripe repugnante y crónica. Eso si que es una pandemia.
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Vaya, lo siento, hay un afectado en Albacete. Y miles de parados en esa provincia. Y miles de españoles que sienten en su cuerpo que llevan dentro una gripe que cierra puertas, que provoca murmullos y falta de expectativas.
Vaya, lo siento, hay un afectado en Albacete. Y miles de parados en esa provincia. Y miles de españoles que sienten en su cuerpo que llevan dentro una gripe que cierra puertas, que provoca murmullos y falta de expectativas.
-Vayan por favor a los bares a media mañana y miren a algunas personas sentadas en la barra sin nada que consumir. A estos les vamos a hablar de la gripe porcina. A estos les vamos a decir que esta es la noticia, que este es el argumento sobre el que construimos la actualidad. Yo no. Yo me niego.
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Seguramente yo sea lento a la hora de hacer coincidir la actualidad con la realidad, que de eso trata este viejo oficio del periodista… Pero sé bien que el cerdo no es noticia. Ni la gripe que lleva su nombre. Ni las tonterías que estamos diciendo.
Seguramente yo sea lento a la hora de hacer coincidir la actualidad con la realidad, que de eso trata este viejo oficio del periodista… Pero sé bien que el cerdo no es noticia. Ni la gripe que lleva su nombre. Ni las tonterías que estamos diciendo.
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Por favor, seamos serios. Seamos respetuosos con aquellos que llevan gripados tres meses, seis o dos años.
Por favor, seamos serios. Seamos respetuosos con aquellos que llevan gripados tres meses, seis o dos años.
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