viernes, 6 de febrero de 2009

RESTRINXIR E NON AMPLIAR

Bertone, o enviado pontificio, xunto con Rouco. (foto do ABC)
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Pontevedra, 6.02.2009
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Entrada n. 814 do blog

A VISITA DE BERTONE,
porXesús López Fernández

Con motivo da visita de monseñor Bertone, do seu almorzo co Rei e con Zapatero, das súas conversas con Moratinos e con Rajoy, despois de que Teresa Fernández de la Vogue lle colocara o discurso zapateiril sobre aborto i eutanasia; cando os medios presentaron algunhas das esceas cunha certa frivolidade, vestida a vicepresidenta case con atuendos cardenalicios, como se puidese existir un certo achegamento antre Roma e o Goberno de Madrid, resulta que nada cambiou na postura de Roma, que reclama máis atención sobre as bases cristiás da nosa civilización e da familia europea, memoria histórica verdadeira da que o noso Goberno non quer saber.
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O discurso de Bertone, que pronunciou unha conferencia sobre dereitos humáns, foi claro. O periódico ABC simplifícao co seguinte enunciado e comentario. O artículo de Ignacio Camacho, "Diplomacia vaticana", que incluímos despois do comentario, é un certeiro análisis dos acontecementos:
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RESTRINXIR E NON AMPLIA-LOS CASOS DE ABORTO
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Noticia do ABC:
Viernes, 06-02-09
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«Querer imponer, como pretende el laicismo, una fe o una religiosidad estrictamente privada» supone «una injerencia en los derechos de las personas a vivir sus convicciones religiosas como deseen o como éstas se lo demanden», afirmó ayer el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, en la conferencia pronunciada en la sede de la Conferencia Episcopal Española, con motivo del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos».En relación con la futura legislación sobre el aborto, Bertone insistió en en que «si algo es necesario, es restringir, y no ampliar». En la rueda de Prensa posterior a la conferencia, en la que reconoció estar informado de la actualidad española por ABC, cuyo editorial de ayer, «Laicismo sin disimulo», mereció generales elogios entre los asistentes al acto, Bertone dijo que las conversaciones mantenidas con el Gobierno español habían sido «provechosas» para las partes: para el Ejecutivo, para la Santa Sede y para la Iglesia en España. El enviado del Papa también quiso matizar que su conferencia sobre los Derechos Humanos estuvo planteada desde una visión general y fundamental y que en la misma no se refirió exclusivamente a la situación en España, sino a todos los países en general, incluyendo a Italia. En la imagen, Bertone, con el presidente del Episcopado, monseñor Rouco; el secretario general, monseñor Martínez Camino, y el Nuncio en España, monseñor Monteiro de Castro.

DIPLOMACIA VATICANA,
por Ignacio Camacho, no ABC
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IGNACIO CAMACHO
Viernes, 06-02-09
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CUÁNTA obsequiosa solicitud, qué cortés galantería. Les faltó concelebrar la Misa, pero la vice iba vestida casi con traje talar, de cárdeno cuaresmal, y Moratinos exhibía ademanes beatíficos, como si fuera a postrarse de hinojos a cantar el Kyrie Leison. A los estrategas de Moncloa les debió de parecer excesivo un frente simultáneo contra los banqueros y los obispos, de modo que se han apresurado a derramar almíbar sobre monseñor Bertone para atenuar la fama de comecuras. La exhibición diplomática del Gobierno sólo ha sido comparable a la del propio enviado del Papa, de perfil elegante y sibilino como un retrato de Piero della Francesca. Pero para diplomacia, la del Vaticano; allí sí que tienen, como diría Pepe Blanco, «paciencia infinita». Si hay en el mundo una escuela experta en la sagaz combinación de cortesía dialéctica y firmeza dogmática es la que lleva siglos forjándose tras la verja del Palacio Apostólico.
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Al final, naturalmente, cada uno ha estado en lo suyo. Los socialistas con su laicidad, su aborto y su agenda de ingeniería social, y Bertone con su martillo doctrinal, que ayer sacó de paseo tras dejarlo prudentemente en la Nunciatura para visitar a Zapatero. Quizá alguna minerva gubernamental albergó la pardilla esperanza de abrir brecha en el muro eclesiástico a base de buenos modales. Se ilusionaron con puentear al obispado nacional hablando directamente con el mensajero de la Santa Sede, creyendo que en la jerarquía eclesiástica hay, como en la política, moderados y radicales. Desenfocado análisis; habrá purpurados más y menos amables, más hoscos o menos contemplativos, pero a la hora de la doctrina la Iglesia no deja fisuras. El sutil Bertone repartió delicadeza palaciega, sonrisas cordiales y refinamiento mundano, pero luego se fue a la Conferencia Episcopal a sentar principios de ortodoxia sin resquicios. Frontal, brillante, claro, duro y frío como una lámina de titanio.
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Más o menos igual que Botín, que a la misma hora bajaba sin contemplaciones la persiana del crédito reclamado por el ministro favorito de Zapatero. El financiero es hombre de pocos miramientos y además no ha recibido últimamente tantas atenciones como el Vaticano, así que dio calabazas a su seco estilo, en corto y por derecho. Zapatero ha topado a la vez con la Iglesia y con la Banca, dos huesos duros de roer que dan problemas al poder desde los tiempos de la Florencia de los Médici. Se necesita mucha experiencia para torcer el pulso sin más a estamentos tan rocosos de blindaje. Y, a qué engañarnos, el presidente tampoco es Lorenzo el Magnífico.
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