Pontevedra, 2.10.2007
Traballo bonito éste de Luísa García Gil, publicado, como se dí, en El Correo Gallego de onte. Entra con profusión de datos nun tema que se volveu nova bandeira dos resentidos: o do Pazo de Meirás. ¿Por qué non demanda a Administración a devolución dos bens adquiridos polos corruptos que militan na Política, a mellor profesión do mundo, e foron condenados pola Xusticia?
A min non me parece desbotado afirmar que hoxe, coas prebendas que ten a Administración local, incluso un concellal de Urbanismo, en catro ou oito anos, pode entullar, apiar máis fortuna que a familia Franco en corenta. A sociedade percibe a presunta corrupción que se dá en moitos niveles da Administración, incluso vive atemorizada pola aparente involución xudicial na que parecen estar a decanta-las últimas actuaciós dos diversos gobernos: Central, Autonómico, Local.
Que Adega recurra ante a UE e denuncie a aparente liquidación da Rede Natura que se está a acometer na nosa terra é proba de que estamos a quedar sen resortes e que, dende certos colectivos, esteamos a nos perguntar se non haberá que acudir de novo ó Tribunal de Dereitos Humáns, de Estrasburgo, como no seu día fixo Gregoria López Ostra, de Lorca, contra o Estado español.
Así as cousas, recreémonos no traballo de dona Luísa García Gil, que non fai apoloxía do franquismo aínda que cada vez haxa máis xente que pense que "con Franco viviamos mellor". Sigue o traballo.
a linterna de diógenes
Artículo publicado en El Correo Gallego de data 1.10.2007.
por LUISA GARCÍA GIL, ARQUITECTA
Andamos a vueltas con las propiedades de la familia Franco y en concreto con el pazo de Meirás, andamos a vueltas con devolverle al pueblo el famoso pazo.
Desde mi falta de interés por la familia del dictador, pero desde mi sentido común, entiendo que no se puede despojar a nadie de un bien que le fue regalado en su día y que fue comprado y abonado a los propietarios originales. Recordemos que vivimos en un país en que hay numerosos políticos de la Democracia que han sido declarados y sentenciados corruptos, que han metido la mano en la alforja del pueblo y que gracias al latrocinio se han hecho con fincas y bienes materiales y que a esos políticos ladrones convictos, de momento, nadie desde la Administración exige la reversión al pueblo de lo robado.
El pazo de Dª Emilia Pardo Bazán tiene fama por haber sido morada de la ilustre escritora, por haber pasado por allí Unamuno, por haber tenido en su día la magnífica biblioteca de Dª Emilia y por otro lado, tiene el morbo de haber sido residencia de verano del Paco más famoso del país; pero el famoso pazo de Meirás no es antiguo, sino que es un refrito prácticamente del siglo XX, puesto que se empezó a construir en 1893. Meirás o el anteriormente llamado pazo de Pardo Bazán fue construido ex novo sobre las ruinas de una casa destruida en 1809, durante la Guerra de la Independencia y por ello, ninguna de las tres torres que posee es original. Nos guste o no, Franco en su día no se apropió de Meirás, tan sólo aceptó una donación.
Entiendo que aquellos que se sientan "malcomprados" o descendientes de oprimidos deberían reclamar a los pelotilleros que en su día maniobraron y manipularon para agasajar al caudillo y de esa formar pretender favores del Dictador. A la muerte de la Pardo Bazán y de su hijo, las herederas, hija y viuda de los anteriores, decidieron donar la propiedad a la Compañía de Jesús para noviciado; la Compañía no aceptó en esas condiciones la donación y las autoridades franquistas coruñesas de aquel entonces constituyeron una comisión de prohombres para adquirir el pazo y donarlo a Franco.
La comisión, Junta Provincial Pro Pazo del Caudillo, estaba capitaneada por acérrimos franquistas: Julio Muñoz Aguilar, Pedro Barrié de la Maza, Fernando Álvarez de Sotomayor, alcalde de A Coruña, Alfonso Molina, José María Rivero de Aguilar, López Rúa, Bugallal, Barcia Goyanes, Marchessi y Casteleiro Varela. Se pagaron alrededor de las 450.000 pesetas de entonces y entiendo que nadie robó nada a nadie, no se expropió, se compró, se pagó y se donó. En todo caso, si hubo opresión, sería por parte de los comisionados y serían estos o sus descendientes los que tendrían que explicarse con los descendientes de los Pardo Bazán, pero no con el pueblo que no era propietario de nada, ni tenía acceso a la finca ni disfrutaba de ella.
Digo todo esto porque a veces nos ponen orejeras de cuadrúpedo y nos envenenan y azuzan con milongas detrás de una imaginaria zanahoria y no dejando las ramas ver el verdadero bosque, pero esa presión mediática no debe consentirla la Administración que debe valorar el Patrimonio con varemos de realidad.
Traballo bonito éste de Luísa García Gil, publicado, como se dí, en El Correo Gallego de onte. Entra con profusión de datos nun tema que se volveu nova bandeira dos resentidos: o do Pazo de Meirás. ¿Por qué non demanda a Administración a devolución dos bens adquiridos polos corruptos que militan na Política, a mellor profesión do mundo, e foron condenados pola Xusticia?
A min non me parece desbotado afirmar que hoxe, coas prebendas que ten a Administración local, incluso un concellal de Urbanismo, en catro ou oito anos, pode entullar, apiar máis fortuna que a familia Franco en corenta. A sociedade percibe a presunta corrupción que se dá en moitos niveles da Administración, incluso vive atemorizada pola aparente involución xudicial na que parecen estar a decanta-las últimas actuaciós dos diversos gobernos: Central, Autonómico, Local.
Que Adega recurra ante a UE e denuncie a aparente liquidación da Rede Natura que se está a acometer na nosa terra é proba de que estamos a quedar sen resortes e que, dende certos colectivos, esteamos a nos perguntar se non haberá que acudir de novo ó Tribunal de Dereitos Humáns, de Estrasburgo, como no seu día fixo Gregoria López Ostra, de Lorca, contra o Estado español.
Así as cousas, recreémonos no traballo de dona Luísa García Gil, que non fai apoloxía do franquismo aínda que cada vez haxa máis xente que pense que "con Franco viviamos mellor". Sigue o traballo.
a linterna de diógenes
Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita
Artículo publicado en El Correo Gallego de data 1.10.2007.
por LUISA GARCÍA GIL, ARQUITECTA
Andamos a vueltas con las propiedades de la familia Franco y en concreto con el pazo de Meirás, andamos a vueltas con devolverle al pueblo el famoso pazo.
Desde mi falta de interés por la familia del dictador, pero desde mi sentido común, entiendo que no se puede despojar a nadie de un bien que le fue regalado en su día y que fue comprado y abonado a los propietarios originales. Recordemos que vivimos en un país en que hay numerosos políticos de la Democracia que han sido declarados y sentenciados corruptos, que han metido la mano en la alforja del pueblo y que gracias al latrocinio se han hecho con fincas y bienes materiales y que a esos políticos ladrones convictos, de momento, nadie desde la Administración exige la reversión al pueblo de lo robado.
El pazo de Dª Emilia Pardo Bazán tiene fama por haber sido morada de la ilustre escritora, por haber pasado por allí Unamuno, por haber tenido en su día la magnífica biblioteca de Dª Emilia y por otro lado, tiene el morbo de haber sido residencia de verano del Paco más famoso del país; pero el famoso pazo de Meirás no es antiguo, sino que es un refrito prácticamente del siglo XX, puesto que se empezó a construir en 1893. Meirás o el anteriormente llamado pazo de Pardo Bazán fue construido ex novo sobre las ruinas de una casa destruida en 1809, durante la Guerra de la Independencia y por ello, ninguna de las tres torres que posee es original. Nos guste o no, Franco en su día no se apropió de Meirás, tan sólo aceptó una donación.
Entiendo que aquellos que se sientan "malcomprados" o descendientes de oprimidos deberían reclamar a los pelotilleros que en su día maniobraron y manipularon para agasajar al caudillo y de esa formar pretender favores del Dictador. A la muerte de la Pardo Bazán y de su hijo, las herederas, hija y viuda de los anteriores, decidieron donar la propiedad a la Compañía de Jesús para noviciado; la Compañía no aceptó en esas condiciones la donación y las autoridades franquistas coruñesas de aquel entonces constituyeron una comisión de prohombres para adquirir el pazo y donarlo a Franco.
La comisión, Junta Provincial Pro Pazo del Caudillo, estaba capitaneada por acérrimos franquistas: Julio Muñoz Aguilar, Pedro Barrié de la Maza, Fernando Álvarez de Sotomayor, alcalde de A Coruña, Alfonso Molina, José María Rivero de Aguilar, López Rúa, Bugallal, Barcia Goyanes, Marchessi y Casteleiro Varela. Se pagaron alrededor de las 450.000 pesetas de entonces y entiendo que nadie robó nada a nadie, no se expropió, se compró, se pagó y se donó. En todo caso, si hubo opresión, sería por parte de los comisionados y serían estos o sus descendientes los que tendrían que explicarse con los descendientes de los Pardo Bazán, pero no con el pueblo que no era propietario de nada, ni tenía acceso a la finca ni disfrutaba de ella.
Digo todo esto porque a veces nos ponen orejeras de cuadrúpedo y nos envenenan y azuzan con milongas detrás de una imaginaria zanahoria y no dejando las ramas ver el verdadero bosque, pero esa presión mediática no debe consentirla la Administración que debe valorar el Patrimonio con varemos de realidad.
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